El crecimiento y expansión de la Obra de Mita hizo necesario la construcción de una nueva estructura que albergara a los miles de fieles. Este nuevo templo —inaugurado en noviembre de 1990— estuvo a cargo de la firma Montilla & Látimer y tiene capacidad para más de 6,000 personas en su interior. Su estructura es neoclásica y no pasa desapercibido para los que transitan por Hato Rey. A solo unos pasos del templo inaugurado en 1960, el nuevo templo está ubicado en la calle Duarte #203. El mismo cuenta con:
• acondicionador de aire
• elevadores hasta el quinto nivel
• sillas acojinadas reclinables
• modernas facilidades acústicas, de iluminación y audiovisuales
• servicios sanitarios y rampas para sillas de ruedas
• guardería para el cuidado de niños durante los servicios religiososo
• salidas de emergencia
• oficina de primeros auxilios
• impresionantes vitrales que representan la estrella de Belén y la paloma, símbolo del Espíritu Santo de
Dios
El templo comprende de 5 niveles, un espacio de 225 pies de largo por 170 pies de ancho y tardó casi tres años en ser construído. Se realizaron diversas actividades de recaudación de fondos para hacer posible este monumental proyecto, sin tener que recurrir a pedirle dinero a nadie ni hacer ningún préstamo. Aarón, líder espiritual para aquel entonces, expresó que el mismo Dios que día a día guía su iglesia y hace posible su arrollador crecimiento y expansión, nos había provisto este nuevo templo en el que juntos estamos en comunión con el Señor. Aarón añadió: «Ahora, el mismo Dios que hizo posible la construcción de un arca de gran tamaño para reunir las almas que serían salvadas en los tiempos de Noé, hizo posible la construcción de este templo».
Cientos de miembros de la Congregación colaboraron en su construcción, dirigidos por Ismael Díaz, quien fue el maestro de obra. Cabe señalar que Aarón estuvo trabajando día tras día, incansablemente, para el logro de este sueño; puso losetas, pintó, rellenó columnas de cemento y puso bloques. El arquitecto Federico Montilla, junto a su socio Russell E. Látimer, tuvo a su cargo el diseño y supervisión del proyecto. Montilla con gran admiración exclamó: «La importancia grande que hay que resaltar aquí, es que estamos hablando de un templo, una iglesia, una situación importante dentro de la cultura puertorriqueña, una obra para toda la vida. La impresión que la misma cause es sumamente importante, ya que es un monumento al Espíritu Santo y el cual se inauguró al cumplir los 50 años de la Iglesia Mita». Añadió Montilla: «Nuestro mayor reto, como todo profesional, fue producir el mejor trabajo posible, ya que estábamos ante un compromiso histórico con Aarón, que es un hombre para la historia, y un reto con los Mita. Tenía que ser una obra bien pensada, ya que el pueblo de Puerto Rico va a tener la oportunidad de no solo verla por fuera, sino contemplarla y disfrutarla por dentro; por eso le dimos gran importancia a la estructura interior, dándole énfasis a la feligresía y personas que visitaran el mismo».